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Harry Stephen Keeler
por Alberto "Sobórnez" Oyarbide
Harry Stephen Keeler es sin duda mi escritor fetiche por excelencia.
Este personaje es taaan oscuro que temo ser el responsable de crear un nuevo culto. En mi investigación sobre el personaje, puedo contar con los dedos de una mano las personas de toda la península que se han cruzado en mi camino con el mismo interés, y con los de la otra los pertenecientes al resto del planeta. Sin embargo predigo que esto va a cambiar. A raiz de este número de MB se que se va a disparar la búsqueda y adquisición de estos libros y va a serme más difícil de lo que ya es completar mi colección. Pero como lo principal es que ustedes lo pasen bien, yo se lo cuento y ya verán lo que hacen al respecto.
PULP FICTION
HSK es un autor muy peculiar de ese género que en Estados Unidos se llamó "Pulp" y cuyo equivalente en España serían las novelitas de El Coyote o más recientemente las de Marcial Lafuente Estefanía. Porque si ya a muchos de ustedes esto de Estefanía les suena a chino, no se qué pensarán si me refiero a las novelas auténticamente Pulp publicadas en España. Estoy hablando de "Doc Savage, El Hombre de Bronce", de Kenneth Robeson, "Bill Barnes", o los más conocidos "La Sombra", de Maxwell Grant, o "Fu Manchú" de Sax Rohmer. Muchas de estas series se publicaron en nuestro país por mediación de Editorial Molino en su colección "Hombres Audaces" en los años 30. En su lengua materna muchas de ellas, aparecieron editadas bajo el sello del Conde Nast, el rey del Pulp que construyó un imperio editorial internacional que perdura hoy día con publicaciones de primera linea como GQ. No se me despisten y recuerden en todo momento que la literatura Pulp, incluyendo la del autor que nos ocupa, es una literatura "de evasión", que pese a llegar a resultar apasionante se considera como literatura de segunda fila cuyo encanto es precisamente su carácter pop. Pero, bueno, ya hablaremos del pulp en otra ocasión.
Desde los años 60 no se ha publicado nada de Keeler en España, exceptuando un libro que apareció en una serie de cuadernillos de novelas policíacas que publicó Forum en 1984, que se llamaba "Círculo del Crimen" y dónde se pueden encontrar algunas obritas interesantes de autores del género junto a mayúsculos peñazos. La de Keeler es una de sus narraciones semipopulares, "La Cara del Hombre de Saturno", pero que debe su mayor interés a contener un relato independiente que es una piedra angular de su carrera, y que se trata del cuento futurista "El Dólar de John Jones", absolutamente imprescindible. Incluyendo una edición de este volumen, toda su obra, escrita mayormente en los años 30 fue publicada en España bajo el sello de "Editorial Reus", entre los años 40 y 60, con la consiguiente dificultad para conseguir los ejemplares, entretenimiento apasionante por otro lado para cualquier aficionado al coleccionismo literario. La edición era mucho mejor que otras cosas pulp, pues tenía tapa dura y guardas a todo color con ilustraciones originales muy bonitas, inspiradas en las americanas. Hoy día es dificilísimo encontrar ejemplares con guardas, pero en estas páginas aparece alguna reproducida. Posteriormente, ya en los sesenta, se reeditaron varios de los títulos en tapa blanda, con nuevas portadas más del gusto de la época, también muy "camp" pero utilizando el viejo señuelo de incluir alguna que otra señorita en pose seductora para atrapar a algún lector despistado.
NOCHES DE SING-SING
Cuando leí por primera vez "Noches de Sing-Sing" era un niño y no me di cuenta de lo que tenía en las manos. No es que el libro sea incomprensible, todo lo contrario. Lo que no cogía era el punto estrafalario de la literatura keeleriana.
Pese a eso, con motivo del óbito de Bela Lugosi empezaron a poner pelis suyas en la tele y pude ver por primera y única vez "El Misterioso Señor Wong", basado en uno de los relatos de "Noches de Sing-Sing". Involuntariamente su director había conseguido reflejar algo del espíritu de Keeler.
De todas maneras y pese a la aparente rareza de estas novelas, es relativamente fácil encontrar en la biblioteca paterna alguno de sus libros, pues su obra más conocida, "Noches de Sing-Sing", fue un auténtico Best Seller en España en los años 40. Ello es un poco inexplicable si tenemos en cuenta las características de su obra pero, bueno, también eran otros tiempos por estos lares y es verdad que este libro es bastante más asequible para todos los públicos, si bien podemos ver entre líneas algunos elementos típicos del escritor.
Keeler estaba obsesionado con el formato de "Las Mil y Una Noches" y hay bastantes de sus primeras novelas que adoptan la premisa de un desafío en el que cada uno de los protagonistas ha de contar una historia de forma que el que cuente la mejor, pongamos por caso, salva su vida. Se observa a lo largo de su producción que Keeler era muy aficionado a escribir relatos cortos, y que aprovechaba la menor oportunidad para incluirlos dentro de la trama de un libro más gordo, aunque no viniese a cuento. O a coger tres relatos independientes ya escritos, como en el caso de "Noches..." y agruparlos en un solo libro. Lo de la historia-dentro-de-la-historia es uno de sus sellos de fábrica y aparece en la práctica totalidad de sus novelas. En este terreno de experimentación narrativa inconsciente, en "Noches de Ladrones", la historia es un relato dentro de otro y éste dentro de otro hasta alcanzar un tercer nivel, para finalmente mezclarse la historia de ficción de “tercer grado” con la de “primer grado”. Y no es su único recurso estilístico. Si a otros niveles su obra se puede considerar la de un loco, también lo es en el aspecto narrativo y por eso mismo se le puede admirar como a un auténtico pionero en utilizar los medios más atrevidos, a veces reñidos con la inteligibilidad del conjunto, como la narración por medio de noticias en los periódicos, intercambio de telegramas o conversaciones telefónicas larguísimas, generalmente transoceánicas y a veces a tres bandas, producto de interferencias. Se ve que Harry estaba obsesionado con la comunicación a distancia. No olvidemos que el teléfono era un medio relativamente reciente y con poca implantación.
"Noches de Sing-Sing", relata lo sucedido a tres probos ciudadanos que por distintas nobles razones han decidido acabar con la vida de un malnacido. Para ello cada uno de ellos se ha ocultado, sin que se enteren los otros dos restantes, (casualidades del universo Keeler), en la casa del sinvergüenza. Cuando éste entra, acaban con él a tiros, pero solo dos balas le han alcanzado. Los tres caballeros van a prisión, pero está claro que uno de ellos es inocente. Como los tres son unos auténticos señores, ninguno quiere saber nada de librarse de prisión exonerándose de los cargos. Sin embargo, la noche antes de la ejecución de su pena capital, el gobernador dice que uno de los tres tiene que salir libre y que se lo echen a suertes. La fórmula que emplean es la de contar cada uno de los tres un relato al guardián de la prisión, de manera que el que cuente el cuento más agradable a los oídos del funcionario, quedará libre. Entonces se cuentan tres historias independientes a cuál más estrambótica, todas ellas características del autor, involucrando a chinos, gorilas, casualidades por un tubo y protagonistas absolutamente arquetípicos como todos los personajes de Keeler: el joven noble, honrado y ambicioso que no solo no tiene un duro sino que por una u otra razón está al borde del deshaucio o en una situación límite. Otros elementos frecuentes en sus historias son las calaveras, freaks, Australia, los matemáticos o los calculadores rápidos. De verdad, no me lo invento.
La tercera historia del "Noches" es sin duda la más sorprendente y por eso la debe de haber dejado al final, por miedo a que el lector dejase el libro al principio. Bueno, no pensaba decirlo, por no revelar la trama, pero no puedo evitarlo: tarta de un hombre al que le trasplantan su cerebro al cuerpo de un gorila. El final de la línea argumental de los tres condenados a muerte, termina también al estilo Keeler, o sea, bien, y con una de esas explicaciones en las que de repente encajan todas las piezas y podemos cerrar el libro con una sonrisa de felicidad.
EL ESCRITOR
Harry Stephen Keeler nacio en 1890 en Chicago, "El Londres del Oeste", como él llama a la ciudad en sus historias, y allí vivió toda su vida y es donde están ambientadas todas sus novelas.
Su padre, que a la sazón era mago, murió cuando Harry contaba con 5 años. Para subsistir su madre se vió obligada a convertir su hogar en una casa de huéspedes, que se vio frecuentada mayormente por actores de vodevil. Es de suponer que el compartir la infancia con esos pintorescos personajes le marca a uno. Los padrastros cambiaban casi tan a menudo como los inquilinos, y los otros tres maridos de mamá Keeler fueron palmando uno tras otro.
Estos factores hicieron que el Keeler adolescente tuviese una personalidad bastante inestable y, aunque no están muy claros los motivos concretos, su madre lo recluyó durante más de un año en un manicomio cuando el joven tenía 20 primaveras. Esto sí que le dejó una profunda huella y un odio acérrimo hacia las instituciones mentales. Durante el resto de su vida el mero hecho de mencionar la psiquiatría le hacía agarrarse unos enfados de tomo y lomo. Desde luego, esa experiencia le marcó hondamente, pues suele ser un hecho bastante recurrente en sus novelas el que a sus personajes perfectamente cuerdos les internen en asilos mentales por algún tipo de complot. Ahí está de todas maneras el punto keeleriano de inventarse sonoros diagnósticos, como "Pseudo paranoia auto-hipnótica" o cosas así. En varios de sus libros aparecen este tipo de instituciones y es el principal "leif motiv" de uno de mis favoritos, "Las Gafas del Sr. Cagliostro", que contiene abundantes descripciones de los singulares males que padecen los pacientes del frenopático, compañeros de fatigas mentales del australiano protagonista. Hablando de este libro, he notado ciertas sospechosas similitudes con el libro del difunto Torcuato Luca de Tena "Los Renglones Torcidos de Dios". Siempre nos quedará la duda de si el escritor español conocía la obra de Keeler. Un caso más sin resolver.
Cuando Keeler salió del hospital obtuvo un título de ingeniería electrónica y trabajó en una fundición de acero dedicando las noches y los fines de semana a escribir con éxito historias cortas y novelas para los pulps. Pese a sus sorprendentes tramas e incidentes, sus novelas tenían un buen estilo y presentación y eran bien recibidas. Otro punto de genialidad: en vez de utilizar folios como cualquier hijo de vecino, metía unos rollos de papel larguísimos en la máquina de escribir, y se ponía a soltar su historia, dale que te pego, hasta que la terminaba, sin preocuparse de la extensión. Este mismo procedimiento fue el utilizado por Keruak para escribir su "En el camino". Quién sabe si no hay alguna oscura conexión...
En 1919 se casó con Hazel Goodwin Keeler que también le daba a eso de escribir. Con el seudónimo de Victoria Grey escribía una sección a lo “Sra. Francis” en el Chicago Lodger. Su señora colaboró con él en alguno de los libros. La fórmula habitual solía ser que Keeler cogía un relato de Hazel y, como era corriente en su estilo, lo metía con calzador dentro de la trama del libro. Por ejemplo, en "El Caso Del Reloj Ladrador" un convicto coge un libro en la librería de la prisión, y resulta que el libro es un relato escrito por Hazel. Pues nada, en el capítulo siguiente se mete el relato completo, sin relación con el argumento principal y aquí no ha pasado nada. En general, los relatos de Hazel no valen nada en sí mismos. La única gracia que tienen es la de contribuir a la rareza de las historias al intercalarse de repente en un argumento con el que nada tienen que ver.
Una revista de relatos cortos, "10 Story Book" contrató a Keeler como editor, cargo que desepeñó hasta el cierre de la misma en 1940. Su primera novela, "La Voz De Los Siete Gorriones" apareció en 1924 en el Reino Unido, y en ese país publicó varias obras antes de dar el salto a su lado del Atlántico en 1927 con "Hallad el Reloj". Entre este año y 1942, Keeler publicó 37 novelas para la prestigiosa editorial Dutton. A esa etapa pertenecen sus mayores éxitos, y en 1934 se hicieron incluso dos películas inspiradas en su obra. Sin embargo, sus historias iban volviéndose cada vez más disparatadas, y su popularidad empezó a declinar. Vamos, que en Dutton pasaron de él porque el lector medio no entendía de qué iba la vaina. Visto el panorama, Keeler se tuvo que buscar otra editorial, la oscura Phoenix Press, donde a partir de 1942 publicó lo más granado de su producción, ya sin cortarse un pelo, llevando el absurdo de los argumentos hasta límites insospechados. Su última novela se publicó en los Estados Unidos en 1948 y en el Reino Unido en 1953. Y no fue porque Keeler dejase de escribir, sino porque los editores ya no le hacían caso y pensaban que sus historias eran impublicables. Llegados a este punto, Keeler se vio obligado a ir vendiendo sus historias a su editor español, Rafael Reus, para su traducción directa a nuestro idioma, cobrando la ridícula cifra de 50 $ por novela, casi, casi, lo que los libreros caraduras te cobran hoy por una simple novela. Al parecer, Keeler tenía gran amistad con Reus y por ello visitó en alguna ocasión nuestro país. Quizás ese fuese el motivo real por el que siguió publicando sus novelas por estos lares. Gracias a ello gozamos en nuestra lengua de algunas obras inéditas en otros idiomas, como "Yo maté a Lincoln a las 10'13", "La Misteriosa Bola De Marfil de Wong-Shing Li", "El Caso de La Mujer transparente" o una de sus escasas incursiones en el género de la ciencia ficción, "El Círculo Blanco", acerca del viaje en el tiempo. Existen 12 novelas en el tintero que jamás han sido publicadas por editorial alguna.
El señor Reus era tan buena persona que en 1948 le publicó un libro a Hazel Keeler, titulado "Juguetes Peligrosos". Este libro, con todos mis respetos, es un peñazo, así que tengan cuidado y no lo compren erroneamente confundiéndolo con uno de su marido. Es de amor y celos y tiene 700 páginas que un servidor se ha leído como un jabato. Es destacable el prólogo de la propia autora, que yo supongo que es una especie de homenaje a Reus y su buena onda. La cosa empieza diciendo: "Hay una raza, la antigua raza ibérica, una de las tribus neolíticas, que tiene descendencia moderna en Europa. (...) Siendo, como son, amantes de la paz, de inventiva e ingenio, buscaron en los tiempos antiguos lugares los más accesibles y lejanos, para formar así asilos al abrigo de los beligerantes invasores del Este. Estos íberos de los tiempos actuales (...) han pasado puros por los siglos no contaminados por mezcla alguna (...)" Y así un charlón de un par de páginas, hasta que presenta a la protagonista, Valeria Ramírez Grimm.
En 1960, tras 40 años de feliz matrimonio (no hay más que ver las fotos), Hazel muere. No tuvieron ningún hijo y vivieron toda la vida rodeados de un mogollón de gatos y un piano que tocaba la buena señora. Harry se queda hecho polvo, pero no sería para tanto, cuando en el 63 se casa con su antigua secretaria, Thelma Rhinaldo.
El 22 de Enero de 1967 Harry Stephen Keeler muere en Illinois.
“WEBWORK”
La principal carácterística de cualquier libro de Keeler es que el curso de la acción es absolutamente imprevisible. Puede suceder virtualmente cualquier cosa por más que esté traida por los pelos. Y las explicaciones a determinados hechos son de perogrullo, y todo presentado con una inocencia absolutamente "naif" en la que cualquier casualidad por atrevida que sea es válida. En los libros "serios" los autores intentan dar coherencia al argumento y que todo sea plausible dentro de un orden. Pues olvídense de todo eso porque en los libros de Keeler esos parámetros que para cualquier autor serían intolerables son perfectamente válidos.
Por poner un ejemplo, en uno de sus numerosos libros ambientados en el “mayor Pequeño Circo de la Tierra” de Angus Mc Worther, "Ladrones de Circos", Keeler se saca de la manga que en el estado de la Unión en el que suceden los hechos existe una normativa que prohibe transportar animales prehistóricos para poder meterle un puro al dueño del circo; o que según una ley del Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en esa región la medianoche es a las 6 de la tarde.
Keeler asegura que la trama está perfectamente esquematizada antes de escribir cada novela, pero la sensación que da al lector es la de que va improvisando sobre la marcha, sin cortarse a la hora de tirar la acción de repente por una nueva línea argumental. Aunque sus novelas se clasifican usualmente dentro del género "de misterio", se salen por completo de cualquier convencionalismo de esa temática. El propio Keeler bautizó su estilo como "Webwork", es decir, como una tela de araña, en la que se entretejen varias tramas diferentes. Aunque parece increíble dado lo chocante de las historias, se supone que el autor seguía una pauta y que antes de escribir cada novela se hacía un esquema. Su método básico consistía en coger al azar 6 ó 7 recortes de su archivo de noticias y artículos curiosos, y configurar un argumento que incluyese los hechos relatados en los recortes, más un par de relatos de cosecha propia, interactuando unas sobre otras mediante una interrelación de precisión geométrica. Una técnica que perfectamente podría haber sido adoptada por el Dadaismo y su autor considerado un genio artístico si en vez de en Chicago hubiese vivido en Europa. Fíjense hasta qué punto llega la tela de araña narrativa, que uno no está muy seguro de cuál es la historia, ni cuáles son los personajes principales, pues los hechos van dando unos giros auténticamente radicales a lo largo de la misma y el que parecía un personaje principal a lo mejor sólo es un extra que no vuelve a aparecer en la historia. Pareciera una de esas obras en las que cada capítulo ha sido escrito por una persona diferente, de forma que el argumento va tomando derroteros diferentes y complicándose cada vez a medida que cada autor va llevando la historia a su terreno.
¿Y QUE OPINAN EN LOS USA DE TODO ESTO?
A Keeler se le cataloga en las Américas como "el Ed Wood de las novelas de misterio”, pero yo creo que no tienen nada que ver. El estereotipo de Wood como director malo se ha magnificado. Ya se ha comentado hasta la saciedad que hay películas bastante más malas que “Plan 9”. Si ambos creadores tienen algo en común es que sus obras eran poco ambiciosas, para simple consumo y entretenimiento del público. Pero lo de Keeler es algo muchísimo más delirante.
Al igual que en España, o en Suecia, donde hay un pequeño núcleo de fans de Keeler, en América también es un autor considerado de culto, con la diferencia de que allá hay mucha más gente y por tanto cuenta, proporcionalmente, con más seguidores.
Entre los lectores aficionados a Keeler, podemos encontrar a los dibujantes de tebeos Richard Sala, un autor underground bastante conocido allende los mares que incluso colaboró en el proyecto en cómic de The Residents, y que es bastante fanático de Harry; el actualmente archifamoso Daniel Clowes, a quien se le ve un poco el punto Keeler en su "Como Un Guante De Seda Forjado en Hierro" publicado hace poco por La Cúpula en nuestro país; y, en general, gente bastante relacionada con el mundo de los fanzines, como los responsables del americano "Bizarrism", o los del sueco "Stupido".
Existe una especie de club de fans, la HSK Society, a la que ha pertenecido el mencionado Richard Sala o un servidor, que edita el Keller News, su órgano difusor. El responsable de todo ello y, posiblemente, la mayor autoridad mundial sobre Keeler, es Richard Polt. Algunos de los dibujos que acompañan este artículo son suyos. Si alguno está interesado en la Sociedad, lo mejor es que contacten con su página de internet. Como mínimo disfrutarán un buen rato viendo la enorme colección de preciosas portadas de la práctica totalidad de los libros de Keeler publicados en todo el mundo.
LOS LIBROS
Me veo obligado a puntualizar, antes de que se lancen desaforadamente a las librerías de segunda mano a por sus Keelers, que estamos hablando de un autor muy irregular, y que tiene algunos libros muy entretenidos junto a otros cuyas virtudes solo pueden ser apreciadas por los más fieles seguidores. Yo, personalmente, disfruto más con los más disparatados, pero comprendo que para iniciarse en su lectura es mejor empezar por uno cuya trama le enganche a uno y no dejen de pasar cosas, como "Noches de Sing-Sing" o "Las Gafas del Sr. Cagliostro" donde tambien tendrán la oportunidad de pillarle el punto estrambótico ahora que les he contado todo esto. Una vez iniciados, "La Trama Asombrosa", haciendo honor a su título, hará las delicias de todos ustedes si se atreven con sus 700 páginas. Si son capaces de terminarse ese libraco, cualquier Keeler les parecerá bueno. Valga como muestra algunos argumentos que he seleccionado a continuación para que se vayan con buen sabor de boca:
* En El Caso del Cuerpo Loco(1954), la acción comienza cuando la policía saca un ataud del Lago Michigan. En el interior se encuentra un cuerpo desnudo: la mitad superior pertenece a una mujer china, y la inferior a un hombre de raza negra.
* En El Enigma del Craneo Viajero (1934), el protagonista visita un cementerio especializado en freaks. Allí encuentra la tumba de Legga, la araña humana, una mujer con 4 piernas y 6 brazos que nació en Canton (China) y murió en Canton (Ohio).
* En El Hombre de los Tímpanos Mágicos (1939), un empleado de una compañía telefónica llama por teléfono a cada hombre de Minneapolis para decirle que a la mañana siguiente aparecerá en los periódicos su nombre como el marido secreto de Jemimah Cobb, una asesina convicta que regenta un burdel especializado en mujeres con anomalías físicas. Este libro es impresionante y uno de los que más me han impactado por su estilo narrativo, más que por su argumento. La acción transcurre casi íntegramente entre las cuatro paredes de una habitación, entre solo tres o cuatro personajes, en forma de diálogo, como si de una obra de teatro se tratase. Y, sin embargo, los protagonistas nos transportan a mil y una situaciones y lugares con el simple poder de la labia. Daría la sensación, si no conociésemos al autor, de que está tomando el pelo al lector.
* La Caja de Japón (1932). Desafortunadamente inédito en España. Pese a estar escrita ese año, la ación transcurre "en el futuro" en el año 1942. En ese Chicago, funciona la televisión intercontinental en 3-D, un canal a través de Panamá... Un moderno Julio Verne.
* El Caso Marceau y X Jones de Scotland Yard son consideradas por Richard Polt sus obras maestras. La historia está narrada en forma de cartas, telegramas, fotografías, dibujos, poemas, chistes chinos, cartas astrales... El cuerpo de un hombre estrangulado aparece en medio del campo. Las únicas huellas dactilares que aparecen son las suyas. La policía sospecha del Bebé Volador Estrangulador, que es en realidad un enano que ataca a sus víctimas , vestido de bebé, desde un helicóptero. Toda la ciudad estaba vacía debido a una fiesta local, y el único testigo es un ciego. Además aparecen momias, una secta -los Astro-Extensionistas- y travestis.
... El caso se soluciona en el primer volumen, pero en "X Jones" se ofrece una solución absolutamente nueva para el mismo caso, basándose en la "teoría tetradimensional de la investigación criminal". Lo siento, éstas son inéditas en nuestro país. Seguramente el bueno de Rafael Reus no se atrevió a tanto. Lo más cercano a estos disparates en nuestra lengua lo encontramos en: El Misteroso Mister Yo (1938) y El Camaleón (1939). Ambos forman una saga relatada por un enigmático narrador que asume 50 falsas identidades, incluyendo la de un profesor de filosofía que aporta una nueva solución al Caso Marceau.